01 junio 2024
Entre aquellos consejos que siempre me daba nuestro profesor de latín en los 50, recuerdo uno que siempre dejé en el olvido hasta no hace mucho. Quizás la edad ha convertido mi deseo en algo tan fácil de entender como aquello que tiene que ver con que las ganas de vivir son inversamente proporcionales al tiempo que te queda de ella (de la vida).
De ahí el título de esta publicación que contiene un inacabado refrán que no conviene olvidar nunca y no sólo ahora, cuando apenas queda tiempo para aplicarlo.
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